Todo discípulo está asistido por un Gurú, por el Ángel Guardián. Antes de ensayar la práctica de salida en astral invóquese el auxilio del Maestro o Ángel Guardián. Ruéguese, ante todo, al Dios interno para que Él, en lengua sagrada, llame al Gurú.
Indudablemente, ese Maestro encuentra factible sacar al discípulo conscientemente en cuerpo astral.
No pocos estudiantes han echado a perder totalmente sus facultades con los malos hábitos y costumbres que tuvieron en sus reencarnaciones pasadas; ahora sufren lo indecible porque, a pesar de conocer todas las claves gnósticas, no logran salir conscientemente en cuerpo astral.
En las selvas del Amazonas y del Putumayo existe una planta portentosa llamada yague. Los piachis de las tribus toman esa planta en infusión, mezclada con guarumo, y salen en astral.
Si un estudiante gnóstico, que no posea la facultad de salir conscientemente en astral, bebiese esa infusión, instantáneamente lograría el desdoblamiento consciente. Y si la utilizara diariamente, durante algún tiempo, adquiriría la facultad de astralizarse. Después, aunque ya no la tomara, no la necesitaría pues se instalaría esa facultad en él permanentemente (Logos, Mantram, Teurgia).
Viajando con el Eidolón o doble mágico muy lejos del cuerpo físico, anduve por diversos países europeos buscando al abate; más éste por ninguna parte aparecía. De pronto en forma inusitada sentí una llamada telepática y penetré en una lujosa mansión; allí estaba el abate pero...
¡Oh! ¡Sorpresa! ¡Maravilla! ¿Qué es esto? Eliphas [Lévi] convertido en niño y metido entre su cuna. Un caso verdaderamente insólito ¿verdad?
Con profunda veneración muy quedito me acerqué al bebé diciendo: Maestro traigo la lección; lo más monstruoso que existe sobre la tierra, es el odio. Ahora quiero que cumplas lo que me prometisteis. Dadme la clave...
Pero ante mi asombro, aquel chiquillo callaba mientras yo desesperaba sin comprender que el silencio es la elocuencia de la sabiduría.
De vez en cuando le tomaba entre mis brazos desesperado, suplicándole, mas todo en vano, aquella criatura parecía la esfinge del silencio. ¿Cuánto tiempo duraría esto? ¡No lo sé! en la eternidad no existe el tiempo, y el pasado y el futuro se hermanan dentro de un eterno ahora.
Al fin, sintiéndome defraudado, dejé al chiquillo entre su cuna y salí muy triste de aquella casa vetusta y solariega.
Pasaron los días, los meses y los años y yo continuaba sintiéndome defraudado, sentía como si el abate no me hubiera cumplido su palabra empeñada con tanta solemnidad; más un día cualquiera vino a mi la luz.
Recordé entonces aquella frase del Kabir Jesús: “Dejad que vengan los niños a mi, porque de ellos es el reino de los cielos”. ¡Ah! ya entiendo; me dije a mi mismo. Es urgente, es indispensable, reconquistar la infancia en la mente y en el corazón. “Hasta que no seáis como niños no podréis entrar en el reino de los cielos”.
Ese retorno, ese regreso al punto de partida original, no es posible sin haber antes muerto en sí mismos; la esencia, la conciencia, está desafortunadamente embotellada entre todos esos agregados psíquicos que en su conjunto tenebroso constituyen el ego. Sólo aniquilando tales agregados izquierdos y sombríos, puede despertar la esencia en estado de inocencia primieval. Cuando todos los elementos subconscientes han sido reducidos a polvareda cósmica, la esencia es liberada. Entonces reconquistamos la perdida infancia.
Novalis dice: “La conciencia es la propia esencia del hombre en completa transformación, el ser primitivo celeste”.
Resulta palmario y manifiesto que cuando la conciencia despierta, el problema del desdoblamiento voluntario deja de existir.
Después que hube comprendido a fondo todos estos procesos de la humana psiquis, el abate en los mundos superiores hízome entrega de la parte segunda de la clave regia.
Ciertamente fue ésta una serie de mántricos sonidos con los cuales puede uno en forma consciente y positiva realizar la proyección del eidolón. Para bien de nuestros estudiantes gnósticos conviene establecer en forma didáctica la sucesión inteligente de estos mágicos sonidos.
Otra clave, que también ha dado muy buen resultado para salir en astral, es la del discernimiento.
Durante el día van ustedes por la calle, por ejemplo, y de pronto se encuentran con un amigo que hace muchos años no veían.
En tal caso, llámense ustedes mismo a la reflexión, pregúntense a sí mismos: “¿será que estoy en astral?”, “¿andaré fuera de mi cuerpo?”, y den un saltito con la intención de flotar. Es claro que sí flotan, es porque están en el astral.
¿Qué tal si ustedes van por la calle y de pronto se encuentran con un amigo que murió hace veinte o treinta años atrás?
Lo más lógico es que ustedes mismos se llamen al orden, que se pregunten a sí mismos: “¿estaré en astral?” Luego den un saltito y si flotan, es porque están en astral.
Si van ustedes por la calle, por ejemplo, y de pronto se encuentran con una multitud, entonces hermanos, un poquito de reflexión, sólo por unos instantes, que ningún trabajo les cuesta a ustedes.
Pregúntense a sí mismos: “¿será que estoy en astral?” Enseguida, hagan el ensayo: den un saltito, con la intención de flotar. Si flotan, es porque están en astral, ¿verdad?
Si ustedes, por ejemplo, ven por allí una vitrina en algún almacén, donde hay un objeto curioso, pues háganse ustedes mismos la pregunta: "¿estaré en astral?”
Muchas veces los estudiantes se han hecho la pregunta a sí mismos, y al dar el saltito, el resultado es que estaban en el astral, estaban realmente en el mundo astral, pero andaban inconscientes, creyendo que estaban en carne y hueso.
De manera, hermanos, que hay que aprender a discernir. Óiganlo bien: a discernir.
En las horas del sueño normal, uno vive en los mundos internos con la conciencia dormida. Allí en los mundos internos, nosotros los hermanos mayores, vemos a los carpinteros en sus carpinterías, a los vendedores de productos mercantiles en sus almacenes, a los choferes manejando sus carros, o sus máquinas, etc., y todos están completamente convencidos de que están en carne y hueso. Cuando uno le pregunta, a algún amigo de eso: “¿en qué mundo se encuentra?, ¿donde cree usted que está, amigo mío?”, siempre contesta que “está en carne y hueso”, y si uno les dice que están en astral, nunca creen, siempre se burlan. Si esas gentes despertaran la conciencia, en los mundos internos entrarían a los templos, se transformarían radicalmente. Pero como a esas gentes nunca se les ocurre hacer este ejercicio que estamos enseñando, viven siempre con la conciencia dormida.
Si ustedes hacen esta práctica, y durante todo el día (a cada minuto, a cada segundo, en presencia de una persona que hace mucho tiempo no veían, en presencia de un objeto curioso, en presencia de una multitud, etc., etc.), se hacen la pregunta, es claro hermanos que este ejercicio se graba muy bien en el subconsciente, y el resultado es que por la noche resultan haciéndose la pregunta en el mundo astral, y claro, al hacérsela en el astral, pues entonces despiertan conciencia, ¿entendido? Y es que lo que uno hace en el día, se repite en la noche, durante el sueño, y si ustedes se acostumbran a hacer este ejercicio durante el día, pues es claro que en la noche resultan haciéndolo (durante el sueño) y al hacerlo durante el sueño, pues despiertan conciencia, y al despertar conciencia, entonces pueden visitar los templos de la logia blanca, entonces pueden invocar a los ángeles (El Poder de los Mantras).
Durante las horas del sueño todo ser humano se mueve en astral, flota fuera del cuerpo físico. Desgraciadamente, los seres humanos deambulan durante el sueño en los mundos internos con la conciencia absolutamente dormida. Por lo común, se dedican a realizar las mismas tareas ejecutadas en la vida diaria. Si alguien despertara conciencia cuando está dedicado a las tareas nocturnas, tendría oportunidad de contemplar con sus ojos astrales todas las maravillas de los mundos superiores y podría abocarse al estudio de los grandes misterios de la vida y de la muerte.
Revelaremos una clave precisa para despertar conciencia astral, durante el tiempo del sueño normal, en los mundos superiores.
Durante el estado de vigilia, a cada instante, dentro del tráfago de la vida diaria, hay que acostumbrarse al “discernimiento”. Cuando el estudiante vea, por ejemplo, una hermosa puesta de sol con todos sus purpúreos colores, lo más lógico que debe hacer es preguntarse a sí mismo: ¿Estaré yo en cuerpo astral? ¿Andaré fuera del cuerpo físico?
Entonces, hay que procurar dar un pequeño salto, un brinco hacia arriba con la intención de flotar. Si logra flotar es porque está en cuerpo astral, es porque dejó durmiendo su cuerpo físico en el lecho, inactivo, aunque sí con todas sus facultades vitales.
Deben admitir y recordar los discípulos gnósticos que, durante el sueño, las almas ven astralmente las cosas exactamente iguales a las existentes en el mundo físico y, por el lo, cualquiera cree firmemente que se encuentra en cuerpo físico. Lo que sucede es que mientras en los mundos internos reina la ley de la levitación, en el mundo físico rige la ley de la gravedad.
Así, pues, el saltito resuelve el problema y, si se flota en astral, se despertará conciencia.
Todo detalle, toda cosa digna de curiosidad, todo hermoso paisaje de la naturaleza, debe ser motivo para que el estudiante se formule aquellas preguntas y ejecute el salto (Logos, Mantram, Teurgia).